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Liar para Leer: Endomingarse

Julio 3, 2016
Sebastián Santander Lazo
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Retiras con cuidado las legañas – no vayan a caer dentro del ojo -. Un respiro largo. Preguntas la hora. Te quedas mirando el cielo blanco. Dejas pasar un rato. Te sientas. Recoges las pantuflas bajo la cama. Secas los rastros de saliva nocturna de las comisuras. Quitas el cosquilleo de las piernas – a punto de adormilarse – mientras evitas que tú lectura matutina, sostenida por tu codo y tu torso, caiga. Miras al espejo, deteniendo tus observación en las sinuosas ojeras.

Apretas la bolsita de té. Mientras, la mantequilla se derrite en el pan marraqueta. Cuentas las gotas de endulzante y mascas un dulce, antes de servir. Un gran domingo para la casa, el cuerpo y el futuro. Sacas a pasear el libro de turno, imaginando que en algún momento entre la caminata a la feria, revisar el listado y comprar rábanos, bruselas o apio, puedes detener tu marcha para leer. Naturaleza invernal. Por la calle, te da por pensar una serie, los posibles ingredientes de la ensalada que acompañaran el pescado, o el recorrido del paseante de atardecer. Cuidas el silencio de la calle, aunque el carro mantiene su arañazo al asfalto. Recuerdas en la lejanía un organillero.

Levantas la loza, canturreas, las manos se tensas y duras por el frío de la espuma olor limón. Abres el libro, un par de párrafos, antes que hierba el agua para el café.

Subes tus pantalones taquilla, acomodas el cinturon, que en principio dudaste comprar, pero ahora parece una manda. Terminas de abotonar la camisa, afeitas algún detalle y perfumas tu barba naciente. Sonríes par ti mismo, aprovechando de analizar, casi profesionalmente, la dentadura que la mayoría de las veces cuidas – excepto en esos trasnoches que no te dejan ni ganas para cepillar tus dientes, o, luego de esos almuerzos atorados entre miles de actividades que cuelgan de tu agenda -.

Te distraes mirando tus cómics o las novelas que acumulas, probablemente ordenadas por color o sello editorial. Ese estante de ‘por leer’ que culposamente ocupa más espacio que los ‘ya leídos’. Te comprometes a cambiar esa estadística personal. Tomas uno, que combine con tu estado de ánimo, con los botones de tu abrigo o tus zapatillas. Tal vez, cumple ambos requisitos.

Es domingo, tu mente lo sabe, reconoce el descanso y los silencios que acarician estrés, la calma antes de la tormentosa semana que se avecina, para absorber lo poco de vida. ¿Y te has dado cuenta ya, de que los días se agotan velozmente y tu año se reduce a un par de hitos memorables? Se asoma septiembre, y deberías empezar a pensar en los ‘regalitos’ navideños – te aparece la imagen de los 3 o 4 que aún guardas sin entregar -.

Hay que endomingarse, entrar en ese estado de ánimo que solo permite el ocio reglamentario, que el tiempo se desparrame, que hoy no importe. Total, el domingo es tuyo y no de esa jefatura insoportable, ni de los empujones en el metro, menos aún de los cientos de correo por responder.

Yo lo aprovecharé para Liar para Leer, soltar la mano y la pluma para compartir la literatura, quedan invitados a sugerir entrevistas a escritores/as nacionales, reseñas de libros, desvaríos varios, temáticas, experiencias de lectura y nuevas apariciones literarias, esperamos tus palabras vía [email protected]

 

Espacios de Encuentro

Club de Literatura Japonesa 3° Versión

Club de Lecturas de Armario 9° Versión

Club de Lectura Distopías 3° Versión

Taller de Lectura Crítica 4° Versión

 

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Liar para Leer: Otro año para devorar papel

Febrero 12, 2016
Sebastián Santander Lazo
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Entrado al día 44 del año 2016, algunos tendrán avanzadas sus listas de lecturas, autores/as y géneros favoritos, que serán parte integral del hojeo constante y disfrute de la palabra escrita, que se torna confuso y lleno de frustraciones a finales de diciembre, cuando incumplimos nuestras propias exigencias – sí, somos seres medio patológicos. Otros, aprovechan la época estival como el único espacio donde se toman los libros, guata al sol, en los tiempos puertos de los viajes en bus o entremedio de algún bosque.

La gran mayoría, solo piensa en el verano en el como la época de calor, sudor y jornadas laborales agotadoras, donde leer es una práctica de nocturna – las veces de somnífero -, en algún ratito en la hora de colación o escondidos en el lugar más fresco de la casa, como el bendito baño. A todos/as, les dejamos algunas recomendaciones para seguir devorando, degustando o  al menos picoteando papel.

Cinco contra la estación

Con este clima, todos queremos escapar del calor húmedo y tramposo, citando a mamá, “¡el calor es psicológicos!”, pensamos que la literatura fría y refrescante puede ayudar a la imaginación para bajar el termo estatus ¡Cómo un acto de mesmerismo asistido!

Maquetaci—n 1cuna-de-gato-kurt-vonnegut--5004-MLA4059530285_032013-FMetafísica de los tubos, Amelie Nothomb. Una autora que escribe desde sus experiencias vitales y nos hace creer que las protagonistas son versiones pasadas de ella misma. En Metafísica de los tubos, encontramos a un dios recién nacido, mudo y contemplativo. Sus reflexiones sobre la familia, la muerte y la existencia, presentan a una nueva deidad nihilista, que poco a poco – de la mano del lenguaje – entra en el mundo. Lleno de agua: apacible, voraz, diluviana, fresca y vital.

Cuna de gato, Kurt Vonnegut. Hay hombres con inquietudes. La de Jonás es descubrir que estaban haciendo las personas importantes cuando estalló la bomba atómica en Hiroshima. Para resolverlo, emprenderá un viaje a una isla, un grupo de personajes tragicómicos y un científico con un gran descubrimiento. Mar, lluvias y hielos en esta gran obra de ciencia ficción atrapante.

País de nieve, Yasunari Kawabata. Después de 7 años de escritura, en 1948, Kawabata lanza su primera novela. Un hombre de negocios entabla una relación invernal con una aprendiz de Geisha de la zona más fría de Japón. Sus tribulaciones en tren, sus erotismos y afectos se ven truncados por las firmes estructuras sociales, por los tratamiento frío de la mujer, pero sobre todo por los prejuicios. No solo necesita los ojos para esta obra, escuche, huela y saboree.

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La mano izquierda de la oscuridad, Ursula Leguin. Este libro gano los premios Nébula y Hugo, los galardones más importantes de la ciencia ficción. La capacidad de la autora para armar un universo completo desde las relaciones personales hasta la arquitectura de la sociedad. Ai, encargado intergaláctico de establecer relaciones con los planetas habitables, llega a Invierno, donde es sorprendido por seres con la capacidad del hermafrodismo por Kemer – una especie de celo -, donde cualquiera puede mutar en hombre o mujer, pero la mayor parte del tiempo son asexuados. Su misión diplomática se complejiza al verse envuelto en los problemas políticos y su incapacidad de comprender un mundo donde el sexo, no es el pilar de su construcción.

Esto parece el paraíso, John Cheever. Ese romancito ecológico que aparece en esta obra, es una mezcla de luchas. Primero contra el cuerpo que envejece. Segundo contra el sexo que se esfuma. Tercero contra el frío que nos cala. Samuel, el personaje principal, nos arrastra por sus conflictos, nos enfría los corazones pero reactivan las identificaciones mentales. Dan que pensar, mientras atravesamos el paraíso.

Inquietudes prestadas

Agradezco al sujeto lector que me increpó sobre sí acaso mis lecturas de verano eran heladas, para capear el calor. Nuestra selección es el pelo de la cola en cuanto a libros sobre fríos y frescura se refiere, lo que demuestra que la literatura ha sabido travesar todas las esferas humanas. Por lo mismo despeje su mente con un libro, espante los rayos solares mientras hojea sus buenas obras literarias.

Y como dicen por ahí: El conocimiento no ocupa lugar.

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Liar para Leer: Hito del verano, Libros Vintage

Febrero 5, 2016
Sebastián Santander Lazo
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Elegir febrero en la capital, ya sea por lo corto de los bolsillos o por no tener ningún día libre en estos trabajos interminables, es una decisión que sin ser sabia puede estar poblada de callejeo citadinos, sea explorando las frescas galerías del centro o probando pasos de swing colectivos en algún centro comunitario o tal vez retomar viejas amistades mientras se aprovecha la brisa nocturna.

Dentro de los panoramas, el hito imperdible es la Feria del Libro Usado en su vigésima sexta versión, gestionado por la Universidad Mayor, en esa angosta esquina de MacIver con Santo Domingo. El edificio del 1800 da la bienvenida al lector vintage a un espacio – recuerde mirar hacia arriba la imponente fachada antes de entrar -, donde el IVA no es una excusa.

Que encontrarás

La experiencia de asistir todos los años, con los mismos vendedores/as en los mismos puestos, da la impresión de que nada hubiera cambiado en esos 364 días que separan un evento de otro. Y será la fuerza de la costumbre, pero parece que los stand son inamovibles y las caras un poco más ajadas se asoman por fuera de los puestos y miran atento tu mirada pasando por los lomos de libros, esos ojos que buscan la perla de la feria. El éxito de la ganga de calidad.  El campus Santo Domingo, tiene una estructura circular en sus marcos, con pisos ajedrezados y con vigas visibles, otorga a esta feria de interior, una lentitud – como si saliéramos de la capital por un rato – que se agradece.

Con un total de 40 puestos que se solapan unos a otros, podemos encontrar obras descatalogadas, raros, literaturas contemporáneas, ediciones de los 40′ o 50′, libros técnicos y científicos, cómics entre otros. El café de la universidad abre en el mismo horario y existen lugares para sentarse a hojear las compras recientes. Un detalle que encontré en mi visita fue que las “tías” del casino estan vendiendo juguitos naturales para acompañar la a veces árida exploración entre los libros.

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Ojo con los precios

Si es de las personas afortunadas que tiene un bendito plan de datos en el celular, le será de mucha utilidad para combatir las excusas precarias que dan algunos libreros sobre los precios: “está a mitad de lo que sale en las librerías”, “esté libro ya se agotó en otros lugares”, “nadie más lo tiene en la feria”. No crea todo lo que le digan, revisé en alguna de las librerías de franquicia y luego decida. Como referente le dejamos un ejemplo: Los libros Anagrama Compactos (esos de colores planos y fuertes) nuevos están entre $6.000 y $12.000 como máximo, por lo que en la feria deberían estar entre $4.000 y $8.000 como máximo.

También dependerá de lo que quiera, si es leer una obra que hace tiempo busca y luego lo dejará abandonado, no compre ediciones que ya son caras (como Acantilado, Siruela o Anagrama Panorama de Narrativas), sino las de bolsillo (recomendamos Booket). Si busca ediciones de lujo cotice en otros puestos y no compre impulsivamente.

Por supuesto, como todo espacio ferial, hay pie para el regateo. Los precios aparecen escritos con lápiz grafito en la primera página, revise con calma, sea indiferente, no cruce miradas con el vendedor y deténgase en algunas obras que le interesen. Siga su recorrido y vuelva a detenerse nuevamente. Ahora pregunte por la obra, ponga cara de disgusto y piense. Espere a ver si el vendedor rompe el hielo – piense que es un juego, así que no significa que se quede quemando ojos por media hora -, lanzando alguna oferta. Si no es el caso, usted proponga. Use frases como: “ufff, solo me quedan $3.000 (por una obra de $4.000)”, “me lo llevaría pero ando justo”, “me hace una atención”. Ojo con la última frase, no use un tono sensual, sino las cosas pueden cambiar de rumbo por derroteros insospechados.

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Vinilos, té o parque

Aproveche el barrio y dese una vuelta – ¡disfrute el fresco! -. Le recomendamos bajar una cuadra por Santo Domingo al cruce con Miraflores. Existe una humilde tienda de Vinilos y libros de ediciones independientes. Hay dos cafés – que no publicitaremos hasta que nos inviten al menos una once -. Y por supuesto, el Parque Forestal donde podemos empezar a disfrutar de nuestras nuevas – viejas – adquisiciones.

Para dar una miradita al evento visite XXIV Feria del Libro Usado, Universidad Mayor.

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Liar para Leer: Los caminos del Papel vol.I

Diciembre 16, 2015
Sebastián Santander Lazo
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De los años que llevo en el medio del libro y la lectura – que no son tantos, pero suficientes para lo que me dispongo a proponer -, he detectado el poco conocimiento que la gente, en cuanto a consumidores/as, del mercado del libro en Chile – porque de los otros mercados, la mayoría son unos profesionales. Cuando digo detectado, no me presumo de habilidades de lumbrera cultural o de perro adiestrado por las brigadas antidrogas, sino más bien con toda la sinergia que podría tener un árbol en el cuál chocan torpemente las personas, se cuelgan

los gatos y orinan los perros.

A diferencia de otros objetos culturales y sociales – muchos comerciales maquillados de cultura y sociedad -, la gente en su mayoría1, desconoce la información sobre dónde encontrar, comprar y porque no, sentar las bases de una relación comercial con los/as vendedores/as, en cuanto a libros, revistas, comics y otros tantos similares se refiere (que para efectos de esta publicación denominaremos ‘objetos de lecturas’, evadiendo la constante numeración de soportes y géneros).

Considerando que el rubro del libro es bastante pequeño, en comparación con otros países – la mayoría de los países -, pero en un paulatino crecimiento, será un gesto de humana solidaridad de lector, compartir los conocimientos – incompletos y dispersos -, que por gajes laborales, sumado a mis adicciones literarias medianamente medicadas, he tenido la posibilidad – casi exigencia patológica -, de ir acumulando en forma de datos, trayectos y experiencias de adquisición de objetos de lectura.

Sombras

Siendo ese árbol en el que podría decir que unos cientos se han arrimado a su sombra, me arme de pura motivación – ¿Dependeremos de algo más que energía? -, para armar ciertos trayectos por donde transita el papel y compartir, con el que se anime a leer – primer requisito y leit motiv del caminar librario -, la serie de publicaciones en las que me dedicaré a cartografiar Los caminos del Papel en Chile, proyectando esa pequeña sombra de conocimientos que de seguro para más de uno será útil.

Leer un mapa

El ejercicio de cartografiar, siempre es de una arbitrariedad tremenda, ya que depende en exclusividad de la información que posea el que traza un mapa y de las intenciones que alberga al utilizar dicha estrategia gráfica de comunicación. Como todo expresión humana, tiene sus pretensiones, sentidos e intenciones. La invitación a los Caminos del Papel – que una vez al mes compartiremos con ustedes -, utiliza mapas digitales, confeccionados con los lugares y una propuesta de recorrido, que en todos los casos puede variar según el uso que el caminante le otorgue, ya sea desde la visita a un solo punto, hasta definir otras forma de trayecto que incluyan puntos que no aparecen en el mapa. Se realizará la descripción de cada hito con su información básica, encontrando más datos en cada punto del mismo mapa digital.

Camino del Papel 1: Alameda Ciudadana

Mapa Camino 1

Haz click para ver mapa completo

  • Calles que enmarcan el circuito: Av. Libertador Bernardo O´Higgins, Arturo Pratt, Av. Santa Isabel, Dieciocho.
  • Duración estimada del recorrido completo: 6 horas a pie.
  • Días y horarios ideales para el recorrido: lunes a viernes, entre 11:00 y 20:00 horas.
  • Lugares de Papel: Encuadro Comics, Biblioteca Mineduc Alameda, Librería Prosa y Política, Centro Cultural La Moneda, Librería Gonzalo Rojas, Librerías en San Diego, Antiyal Comics, Librerías Plaza Almagro.
  • Otras referencias: Mall Chino, Juegos Diana, Parque Almagro.
  • Acceso al Mapa: Alameda Ciudadana.

El camino Alameda Ciudadana tiene como centro la Plaza de la Ciudadanía, invita a recorrer lugares del papel como tiendas de comics, librerías clásicas, bibliotecas y calles librerías – esas que por su gran cantidad de puntos es mejor citarlas completas -. Además, destacamos otros espacios de descanso, recreación y comida.

Colectividad

Teniendo en claro la tremenda arbitrariedad de está cartografía, dejamos abierta la puerta a que sugieran más lugares de Papel y datos en relación a este circuito, porque de seguro si ha caminado por esas calles, hará en falta que su sombra se cruce con la nuestra.

[1] Considero además que el uso de esté termino es de una injusticia fatal, ya que nuestra humanidad toda cuerpo, tiempo y espacio, nos impide el conocimiento de algo tan inabarcable como “todo el mundo”.

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Liar para leer: Anocheceres

Diciembre 8, 2015
Sebastián Santander Lazo
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“Leer de verdad es escuchar lo no dicho,

leer los silencios para ir del pasado al futuro,

de lo ya pensado a la proximidad de lo por pensar”

Caron, Bettina. Posmodernidad y lectura.

1. Anocheceres

Hay noches de la humanidad que son más oscuras y profundas que otras. Depende de lo que alberguemos en nuestra mente: el poder del relato, la voracidad del pensamiento y el valor de la imaginación. El triunvirato propuesto por estos tres movimientos de nuestro cuerpo definen los anocheceres, así también como el lenguaje.

2. París

Una noche que, al parecer, será incluida en la historia oficial de occidente, como el momento que París cerro sus fronteras, en pos de su seguridad, donde cientos de personas fueron asesinadas – de diversas causas, acá no dejamos lugar al morbo -, en varios lugares de la ciudad luz, cuna de la cultura.

3. Recordar

Ese momento, donde el terrorismo y el Je Sui París se transformaron en trendic topic seguro. Otra noche más de las que seguirán oscureciendo –  no a modo del Elogio a la Oscuridad de Tanizaki Junichiro, sino al significado occidental que puebla lo negro junto a sus palabras hermanas -, a la humanidad, su memoria y por supuesto su olvido.

4. Sin repeticiones

Sé que no somos los únicos en sacar la voz – invitados quizás por Anita Tijoux -, pero sí pretendemos alejarnos de las lecciones académicas, políticas y morales. Sé que aún siendo humanos, nos debe interesar aquí proponer una visión sobre la bulla y el ruido mediático – sobre todo el digital -, como eco de una ignorancia inconsciente y violencia verbal que proclama odio, venganza y muerte. Apuntaló el teclado en dirección a las reacciones humanas frente al terrorismo.

5. Recrear el cuerpo

Didier Anzieu habla en el El cuerpo de la obra sobre la posibilidad creadora del lenguaje en y desde el autor. Bettina Caron en Postmodernidad y lectura, mueve esa posibilidad al lector. Permitir al lenguaje, que nos atraviesa, el gesto de movilizarnos hacia la creación/recreación de nosotros mismos es: detenernos a ver “cómo estamos viviendo, hacia dónde vamos y qué podemos hacer, no para suprimir de nuestras vidas las tecnologías [o los medios], sino para darnos cuenta cuando nos supera, nos invade y nos roba el tiempo para el cuidado de nuestra identidad humana”, esto en palabras de Bettina. Aquí me paro, en una invitación a leer – desde acá como punto de partida o continuidad de otras lecturas -, diversas obras que abordan el terrorismo, la posmodernidad, el nihilismo y la maldad humana. En ese ejercicio por la recreación de la identidad, que es también la del cuerpo.

6. Volverse humano

Comprender el mundo no es leer noticias. El primer medio que nos invade con certezas y verdades, es el primero que nos borra y hace un acto de ocupación en nuestro pensamiento y humanidad. El terrorismo acontecido, me espanta igual que el la violencia verbal que invita a eliminar, erradicar a la monstruosidad frankensteiniana promovida por las élites de cualquier-país-del-mundo, en mayor o menor medida. Lina Meruane, escritora chilena de origen familiar palestino, en su libro Volverse palestina es capaz de darnos una primera pista en un lenguaje profundo, a veces irónico y humano sobre una arista del tema terrorismo. Una narración sobre pequeñas cosas, un viaje y una perspectiva pensante, planta la duda sobre ciertas humanidades que parecen más valiosas que otras.

7. Contra todo fanatismo

Amos Oz, escritor israelí en el libro del mismo nombre de esté apartado, se aleja por momentos de la corriente mediática para tomar la palabra contra todo fanatismo. Nos entrega tres claves que a mi parecer son herramientas para el raciocinio: Empatiza, Imagina y ten sentido del humor. No se equivoque no es un libro de autoayuda o un panfleto que pretende derrocar las ideologías. Sino, una puerta a los matices, a descubrir todos los lados de una esfera y sobre todo a recordarnos que somos complejos y un puñado de etiquetas.

8. Estados de sitio permanentes

Parece increíble que el mundo siga siendo Europa y que muchas veces es loa que se lleva toda la atención, en varios sentidos la humanidad es más amplia. Claro que no digo que en esto queda fuera Europa, sino que debemos hacer esfuerzos por iguales para con lo humano, demostrando que en contra de todo lo que nos digan, todas las vidas tienen el mismo valor. Un hecho no desaparece por que existe otro, pueden convivir simultáneamente y debemos intentar que en nuestra mente entren esos hechos. Detenernos en Diamela Eltit – en Por la Patria, Fuerzas Especiales o Trabajadores de la Muerte – o en Evelio Rosero – en Los Ejércitos -, es darnos tiempo para no olvidar las muchas luchas y estados de sitio permanente que habitan esté globo llamado Tierra. Los hechos son concatenaciones, no un momento aislado que cruza nuestra realidad.

9. Ni cortar un árbol

Corto el paso a lo literario para rescatar una frase de una conversación – que también es relato y pensamiento -, que tuve con un conocido musulmán árabe, entristecido contó que el Corán y su fe no permiten ni cortar un árbol, remitiendo a la ignorancia que tiene occidente esa religión y que se sentía dañado por esa gente que terrorista proclamando su fe. Seguía diciendo: como entonces, nuestra religión va a permitir matar a 100 personas por la fe. Mis vecinos en Palestina eran amigos cristianos, judíos y musulmanes, personas como tú y yo, palestinos todos, humanos. Como tus hermanos colombianos, bolivianos y peruanos que viven acá, no por eso dejan de ser personas con sus creencias. Personas buenas y malas hay en todo, pero no todas las personas de un grupo son malas. Allá nos despertamos solo para pensar en el día a día, conseguir alimento para sobrevivir. Otro relato, otra visión, otra creación.

10. Copos

Un gran autor, de mis favoritos, es Orhan Pamuk. En su libro Nieve, refleja el fanatismo y la violencia simbólica para con el extranjero que – y sobre todo -, ejercen desde los diversos poderes de una localidad turca. La policía, los políticos y los medios, van mutilando interiormente a un sujeto extranjero en su propia tierra. Cual copos, los capítulos se van agrupando sutilmente hasta que la tensión y el peso de la nieve-palabra caída van nutriendo la narración. Al igual que muchas obras literarias podemos ver reflejado varios momentos de la sociedad actual, otros históricos e incluso algunos personales. La literatura como reflejo de las experiencias humanas.

11. Ser musulmana

Cerrando ideas – esperando abrir algunas en su cabeza -, destaco doblemente la labor de las escritoras musulmanas críticas de los sistemas que envuelven a los ciudadanos en África y Asia. La prohibida de Malika Mokkeddem y Persepolis de Marjane Satrapi son dos ejemplos que revelan los mecanismos ligados a las relaciones de la mujer que acentúan las problemáticas de la mujer en el mundo actual – las que se arrastran de hace siglos y más que cambiar, van mutando – pero que saben perfilar esperanzas, sueños y pensamientos.

12. Liviandad

Mientras leía espantado los sucesos y me aterrorizaba la liviandad del lenguaje usado por muchos y la facilidad para declarar culpable a pueblos enteros, una pregunta fue tomando forma, ¿Qué sabemos sobre Medio Oriente, política internacional y la crisis europea? ¿Por que me da la impresión que nadie se ha detenido a leer a Pamuk, Meruane o Oz, o cualquier otro? La respuesta se transformo en ganas de compartir lo que del tema sé – algo, ¡vamos!, que no lo sé todo – y esperar abrir algunas perspectivas cegadas y aferradas al desconocimiento.

13. Sacar una venda

Sé que hay modas que ya pasaron bajo los puentes y dejaron hace mucho de ser tendencias, así que deja la venda que te tapa los ojos en el tarro de la basura. Qué el odio no se transforme en nuestro nuevo look. Toma tu tiempo para leer. Pensar. Narrar. Imaginar.

 

 

 

 

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Liar para leer: Teleportaciones

Octubre 28, 2015
Sebastián Santander Lazo
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Liar para leer. Hay cosas para no creer. Situaciones que en otras épocas eran inverosímiles y hoy son un hecho. Premoniciones literarias de la ciencia ficción. Todo lo que ves a tú alrededor, incluso el soporte donde iniciaste hace un par de segundos esta lectura, ha sido construido gracias a una gran fuerza humana. Pero no hablo de esas típicas fuerzas que suenan por ahí, fuerzas que nos han llevado a pensar (o nos han obligado a creer) que son las más importantes. No hablo ni de la Política[1]. Ni de la Economía.

Hay una verdadera entidad humana, más poderosa que esos bloques de poder manoseado concentrado en unos pocos y administrados por esos mismos pocos. Hablo de la Imaginación – y si cabe en sus imaginarios puede agregar a Bob Esponja, en uno de sus capítulos memorables, con las manos levantadas sobre la cabeza y armando un arco iris al nombrar está fuerza -, gracias a esa capacidad, suerte de ilusión, sueño o irrealidad, hemos sabido – como humanidad -, crear en las sociedades diferentes soluciones y muchas herramientas, sin detenernos solo en la funcionalidad, para bien o para mal: como las plantillas de stencil, los pantalones, el cuaderno o la bomba atómica.

Si no fuéramos capaces de imaginar un mundo mejor – claro que acá podremos cuestionarnos ¿Mejor para quién? -, quizás esté mundo desmejorado no existiría. Para bien o para mal.

Espacio y tiempo ¿Teleportación?

De todas esas maravillas del hombre moderno – léase con un dejo de ironía -, aún no se ha descubierto – aunque existen estudios incipientes -, formas de viajar a través del espacio y/o tiempo. Así como lo escucha, la posibilidad de moverse de un lugar a otro en un pestañeo o incluso trasladarse a través de la historia tanto personal como humana con ciertas habilidades, maquinarias, dispositivos o fuerzas sobrenaturales no ha sido probado aún.

A pesar de que en la actualidad no tenemos como teleportarnos, la fuerza imaginaria ha sabido entregar ideas, propuestas y acercamientos posibles a está acción de trasladarnos sin necesidad de subirnos al transporte público, de lo que sin duda, estaríamos más que agradecidos de que existiera la posibilidad del viaje espacio/temporal. Y porque no seguir imaginando, como se han sido pensados infinidades de artefactos y conceptos a través de la historia como las Telepantallas tipo celulares de George Orwell en 1984, el Control genético animal como en la Isla del Dr. Moreau de H.G. Wells y hasta el inicio de la Liberación femenina aventurado en 1763 en el libro anónimo El reino de George VI 1900-1925. 

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En cuanto a la Teleportación, en el campo de las artes visuales y literarias durante varios siglos han aparecido “avances” en el campo de las imaginaciones tecnológicas, sociales y culturales. Transitan desde máquinas que al poner fechas exactas nos transportan al lugar de la historia como es el tan recordado Marty McFly que hace un par de días aterrizaba en nuestro tiempo/espacio en Volver al futuro (1985), la TARDIS de Dr. Who (desde 1963), el transportador de Star Trek que movilizaba de un lugar a otro pero en el mismo tiempo (1966) y  un pionero del género de la ciencia ficción como H.G. Wells en su libro La máquina del tiempo, publicado por primera vez en 1895. También cruzan las capacidades humanas como en la serie HEROES donde Hiro Nakamura posee está habilidad corporal espacio/temporal, el caso teletransporte graficados en el Nightcrawler (X-Men, Marvel Comics), Flash (DC Comics) y Quicksilver (Marvel Comics), estos últimos dos con la posibilidad de alcanzar velocidades extremas que asimilan esa habilidad. Hasta llegar a efectos mágicos como en Harry Potter, espirituales como en Naruto o “naturales” como lo son los portales que aparecen por ejemplo en Mortal Kombat.

Michael J. Fox and his vest in the 1985 movie Back to the Future.</e

Así las cosas, nos queda la misión de recomendarles piezas literarias – sumadas a las nombradas -, que aborden la temática que consideramos de gran valor y que pueden motivar más de un trasnoche o del viaje temporal tipo metro cuando enfrascados en la lectura ni percatamos el viaje de hora y camino al trabajo/estudio.

Lecturas para teleportarse

  • La esposa del viajero del tiempo  Está obra de poca difusión y a pesar del nombre poco llamativo actualiza la narración del viaje temporal, al proponer una historia humana de un hombre que se ve obligado a teleportarse sin sentido a través de su vida/línea temporal. Del cómo se producen y que las provoca no se habla mucho, pero se humaniza una triste posibilidad, un juego con la memoria de los personajes y sus recuerdos más íntimos. Nos lleva a imaginar la posibilidad de vernos a nosotros mismos y reflexionarnos. Ribetes de dramón pero con un entrecruzamiento de historias de primera.
  • Matadero cinco o la cruzada de los niños de Kurt Vonnegut: Este autor, nos invita a transitar pasajes de la segunda guerra mundial, a través de la historia de Billy Pilgrim, soldado que vive este hecho como prisionero, combatiente pero también como superviviente. La narración se va superponiendo en la medida que los saltos temporales de Billy aparecen en la historia, al igual que nuestra primera sugerencia, pareciera que el viaje temporal es más un recurso narrativo que impulsa los ejercicios de memoria, recuerdo y olvido. Para los fanáticos de la novela histórica, a pesar de su contenido de ciencia ficción, es capaz de ir descubriéndonos los distintos hechos semi-autobiográficos que vive el autor hasta el contacto con vida del tercer tipo.
  • Días del futuro pasado y La batalla del átomo de X-Men (Marvel Comics): Dos momentos relevante en el universo X-Men – que se pública desde finales de los 60′ -, reflejan perfectamente la temática del viaje temporal. En Días del futuro pasado (141 – 142, 1981), Kitty Pride novata x-men y recién aparecida en la franquicia, se transforma en protagonista cuando su yo pasado realiza un viaje por el espacio/tiempo de forma astral,ayudada por la gran telépata Jean Grey para evitar los hechos acontecidos en el futuro. Por otro lado, en la actual línea temporal, el grupo de x-men iniciales – Bestia, Jean Grey, Cíclope, Hombre de Hielo y Ángel – son traídos por la misma Bestia mediante una Box para que sean capaces de comprender lo que sucederá en el pasado y prevenirlo. Esto crea un caos entre universos paralelos que proporciona muchas risas, diversión y sobre todo sorpresas a sus seguidores. Aunque nunca es fácil entrar en estás sagas que llevan décadas de información, un buen inicio son los dos volúmenes de La batalla del átomo, publicados el 2013 como crossover, que narra hechos posteriores a la metida de pata de la Bestia.

Teleportación atómica, un hecho

Como los teléfonos móviles, los hologramas, viajes al espacio y otras ideas que se han transformado en en realidad en nuestra era, desde hace años se estudia la posibilidad del viaje en el espacio/tiempo, el avance más grande fue la movilización de 5000 átomos entre 23 kilómetros de distancia, la mayor dificultad aún es que esa movilización resulte completa y que el temor a quedar a medio transportar se reduzca a bajas posibilidades. Quizás, alcancemos a disfrutar o espantarnos de la teleportación humana. Quizás.

the-weekly-outfit-donnie-darko-00Película Donnie Darko

 

[1] Pero acá no nos referimos  a la Política de las acciones enfocadas en el desarrollo de una sociedad libre, compuesta por personas libres, que apuntan a la resolución de problemas para mejorar la convivencia colectiva. Sino a la partidista, poderosa y agresiva de los gobiernos (pseudo)democráticos.
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Liar para leer: Un accesorio perenne

Agosto 17, 2015
Sebastián Santander Lazo
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¿Sabías qué esté sitio es de moda y tendencias masculinas? ¿Y te has preguntado por qué hablamos de lectura y libros? Trataremos de dar respuesta a esta interrogante que sabemos es una de las intrigas más importantes de tu día a día que casi te impiden dormir. Es innegable que muchos escritores han instalado o reflejado las diferentes modas, ya sea con una estudiada pose o sin ánimos de apariencias, el vestuario se ha transformado en algunas claves de sus obras literarias. Nos viene a la mente El dandy Oscar Wilde, el callejero Roberto Bolaño, el desgarbado Jack Kerouac, el hedonista Yukimo Mishima, el gentleman Francis Scott Fitzgerald, el casual Raymond Carver, el hípster Michel Huellebecq y el noventero Terence Moix.

Probablemente conozca a más de alguno y quizás nunca habías tenido interés estético por ellos. Claro, lo que nos debiera interesar de estos hombres son sus creaciones, pero cuando miramos a estos sujetos con los ojos puestos en la cámara y no en sus palabras, descubrimos el lenguaje vestimentario de unas épocas pasadas y reminiscencias de la moda actual. Junto a las miradas literarias de los escritores, nos han dejado uno de los objetos valiosos del vestir: el libro. Sí, ese que usted lleva en el bolso, esconde tras su PlayStation o abusa de llevándolo en la mano sin siquiera dignarse a abrir.

Leer a fuera, modelar la lectura

Un día cualquiera. Nos sentamos a abrocharnos los zapatos, vamos al baño nos miramos una vez, dos veces. Sorbemos café, nos miramos tres veces. Miramos televisión, publicamos en alguna red social. “Maldito lunes”. “Hoy es viernes y mi cuerpo lo sabe”. “Carrete”. Lo que sea. Da lo mismo que escribamos ya que lo efímero de eso puede ser hasta reiterativo en el tiempo. Pasamos por un espejo o vidrio espejado. Tomamos un libro. Nos detenemos tímidamente, nos miramos de nuevo. Bajamos al metro o frente a las puertas de la micro, nuestra mirada se cruza otra vez. Y no, por favor no sienta ganas de negarlo. Nuestra autoimagen está ahí y aunque dudemos, casi siempre nos miramos.

Pero no olvidemos salir sin nuestro accesorio. ¿Se fijó? Si pues, el libro. Puede ser prestado (como una bufanda), o propio (como nuestra ropa interior la mayoría de las veces), o quizás hurtado (como…complete con el último accesorio tomado sin permiso). No elegimos cualquier cosa, fuera esas ediciones Ercilla, llevemos a fuera esas bellas y atractivas portadas de libros que armonizan perfectamente con nuestra vestimenta, como si hubieran sido diseñados para usarlos por ejemplo con ese chaleco que tanto disfrutamos vestir. Y no importa si ya lo leímos o no lo hemos ni pensado hojear, sino que se transforme en ese accesorio perenne y versátil que nos permite cultivar un look interesante. Sea sincero, a veces – muchas – llevamos el libro en la mano solo para que los demás vean que leemos y además mostrando una gran portada, solo posible hasta que el ejemplar se empieza a doblar por la humedad que expelen nuestras manos.

Modelar la lectura es para esas pasarelas de concreto, esas posiciones tántricas del metro o solo para sentarnos a esperar en alguna blanca de plaza. Esas grandes obras de la literatura, no solo sirven para para leer sino también para posar con alevosía
o no.

Imaginarios masculinos y librarios

Compartimos algunos imaginarios de accesorios, escritores y libros para sacar ideas para nuestro armario – y nuestros estantes.

25 Fitzgerald
24
23 Oscar Wilde
22 Raymond Carver
21
20 Jack Kerouac
19 Fitzgerald
18
17
16 Yukio Mishima
15 Robert Bolaño
14 Raymond Carver
13
12
11 Michel Ho
10 Yukio Mishima
9 Terenci Moix
8
7 Oscar Wilde
6 Roberto Bolaño
5 Michel Ho
4
3 Alan Pauls
2
1 Alan Pauls

Literatura, accesorio infaltable

Nos manifestamosfrente a la moda literaria, valorando ese accesorio infaltable de nuestra vestimenta: los libros. Así que dé una vuelta por las librerías cuando vaya de compras y comience a incluir un par de estas piezas de diseño gráfico que aportan un plus a nuestro vestuario cotidiano, como sabe, si luego se anima a comenzar a leerlos.

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Liar para leer: La maravillosa vida premiada de Junot

Agosto 5, 2015
Sebastián Santander Lazo
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¿Alguna vez has leído algún autor dominicano? Quizás no, debido a que el gran canon latinoamericano incluye a un par de autores argentinos, un colombiano y un peruano; que somos invitados constantemente a leer. ¿Adivina cuáles son? Claro, los renombrados Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Pero esos ya son otros tiempos, el canon es tan efímero como las fronteras y los gobiernos. Algunos pasan al registro histórico de lo que alguna vez fue considerado un imponderable. Otros se mantienen en las aulas, las bibliotecas y las librerías.

Y por más que otros lo han intentado, satanizar el canon tampoco es una práctica favorable para la literatura, así que no debemos prohibirnos leer Tlon Uqbar Orbis Tertius; El perseguidor; La increíble y triste historia de la cándida Erendira y su abuela desalmada; o quizás Los cachorros. Otra empresa que podemos realizar es adentrarnos en esa selva que llamamos canon y descubrir que no es para todos el mismo, ni mucho menos y que el ejercicio de probar la vegetación desconocida puede ser una grata sorpresa – aunque hay algunos que llegan a envenenar y causar indigestión. Pero siempre fuera de ese canon, que puede ser una camisa de fuerza o una entrada guiada a las literaturas, existen obras y narraciones de calidad reactiva y envolvente que ha veces por no indagar un poquito más nos perdemos de probar. Y como gran botón de muestra le proponemos descubrir junto a nosotros a autor dominicano que podrá agregar a su mapa literario.

Oscar ¡¿Quién?!

El primer avance exploratorio de esté autor es su premiado libro La breve y maravillosa vida de Óscar Wao, así como nos adelanta va de un gordinflón – tal como aparece en la contraportada – que lucha por evadir el Fukú, que vendría a ser una suerte de mal de ojo que ha afectado a toda su familia por varias generaciones. Su obra fue escrita en inglés, una mezcla interesante del caribe migrante, una literatura que ya dejo de ser emergente para instalarse fuertemente en la gran comunidad latina de Estados Unidos, lugar de residencia del autor. Entonces, tenemos a esté Óscar viviendo una maravillosa y peligrosa vida en el New Yersey como migrante, junto a algunos familiares, atraviesa la universidad con más penas que Glorias y lucha contra el destino – casi una tragedia caribeña – para lograr alcanzar el amor de la mujer que lo hace levantarse en las mañanas. Una crónica de la migración, del la cultura caribeña y del amor, no nos olvidemos del amor.

Dato hilarante es el porqué del nombre del protagonista, dice el mito urbano que mientras estaba de fiestas con amigos, en alguna conversación literaria, Junot nombra a un autor conocido – de esté canon imperialista y del otro canon inglés – Oscar Wao, ¿No le suena? Quizás le suene el libro La importancia de llamarse Ernesto, ¿Y ahora? Si ya se dio cuenta, el rítmico acento dominicano de Junot transformaba ese Wilde en un Wao, y entre risas de sus amigos, estaría bautizando – azarosamente – así a su personaje más querido y galardonado.

Esta obra fue premiada con el Massachusetts Book Awards Fiction Award 2007, Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro 2007, Premio Pulitzer 2008 por La maravillosa vida breve de Óscar Wao, Premio John Sargent Sr. First Novel 2008, Anisfield-Wolf Book Awards 2008, Dayton Literary Peace Prize for Fiction 2008, Premio Hurston-Wright Legacy 2008. Y no es que los galardones hablen del escritor, pero lo que nos queda claro fue que en un breve tiempo, su primer libro ha maravillado a la crítica.

Dos vueltas más

Este es un autor de los que dan ganas de seguir la pista y a diferencia de Roberto Bolaño, podemos esperar a que sigan saliendo obras en vida y ya disponernos a esperar ansiosos – tal cual esperamos la temporada de Sense8 – que nos siga sorprendiendo con más narración contemporánea.

Negocios: La juventud, esa etapa que todos sobrevivimos de una u otra forma – y quizás los más esperanzados sigan viviendola -, incita los 10 relatos de la calle, las violencias y los amoríos tan similares entre República Dominicana, New Yersey y New York, pero dispares en su experiencia humana. La propuesta podría ser una fotografía de la situación actual de las sociedades frente a esos nuevos seres humanos que se nos van uniendo a este mundo.

Así es como la pierdes: El Eros en manos de las mujeres – ese asunto que nos lleva sin cuidado, pero vive en nuestras mentes -, no confunda con novela rosa, porque tenemos a un macho caribeño llorando las penas en el bar de la esquina, mientra nos cuenta entre lágrimas los avatares del amor, el sufrimiento, las herencias familiares y la soledad. Porque asumamos esto, la soledad es otro gran tema, quizás la verdadera antagonista del amor.

Hazte hombre, lee

En esta reseña de autor, nos atrevimos a apostar – con ciertas bases seguras – por un escritor actual, que esperamos sorprenda a muchos, porque ya estamos esperando que nos cuenten que les pareció la lectura de sus obras, en especial de La breve y maravillosa vida de Óscar Wao, por lo mismo les dejamos un fragmento inicial:

“Nuestro héroe no era uno de esos dominicanos de quienes todo el mundo andaba hablando, no era ningún jonronero ni bachetero fly, ni un playboy con un millón de conquistas. Y salvo en una época temprana de su vida, nunca tuvo mucha suerte con las jevas (qué poco dominicano de su parte). Entonces tenía siete años. En esos días benditos de su juventud. Óscar, nuestro Héroe, era medio casanova. Era uno de esos niñitos enamoradizos que andan siempre tratando de besar a las niñas, de pegárseles por detrás en los merengues y bombearlas con la pelvis; fue el primer negrito que aprendió ‘el perrito’ y lo bailaba a la primera oportunidad.”

Y ya sabe, hágase hombre de una vez, entre a una biblioteca, librería o encargue por la web un libro y comience a leer.

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Liar para leer: desde un cuerpo

Julio 27, 2015
Sebastián Santander Lazo
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Habitamos un cuerpo y esto a veces se nos olvida. Somos un cuerpo que limpiamos, movemos, alimentamos, ejercitamos y vestimos. Aunque no es tan visible cómo la lectura sucede dentro de nosotros: procesamos, probamos, devoramos y digerimos palabras como si tuviéramos un órgano literario. El cerebro se activa casi al 80% cuando leemos –a diferencia del 15% de esfuerzo que requieren los audiovisuales-, además entrenamos nuestra memoria y concentración, e incluso sirve para disminuir el estrés. Esas y otras propiedades se le atribuyen al leer, pero los científicos no están seguros de nada. Son un montón de quizás y tal vez, a mi parecer no son ganancias relevantes. Hoy hablaremos de la carne.

Humanidades


El cuerpo que lee no tiene que ver solamente con las reacciones fisiológicas sino con razones de humanidad. Turquía leía como manifestación en su plaza Taksim, en las dictaduras se censuran libros siempre, en la inquisición se quemaban a veces junto con sus dueños. ¿Qué tienen esos bloques de papel prensado que tanto asustan a algunos poderosos? No debemos olvidar esa metáfora que plantea Ray Bradbury en Fahrenheit 451 los hombres-libros, que grababan en sus mentes un solo libro para salvar la poca humanidad que quedaba en esa sociedad distópica. Solo uno, para recordar lo humano que habían sido. Si los libros intimidan al poder, es porque siempre pueden ser un arma de instrucción masiva.
Pensar, un malvado acto que debemos evitar para no destruir está sociedad.

¿Dime quién? ¿Dime qué?


El encuentro de un libro y un cuerpo tiene muchas imposiciones. Uno mira a alguien leer y sin saber quién es, suponemos lo que lee. Lo atamos a unas lecturas, si es viejo probablemente pensamos que lee algo latinoamericano o histórico y nos sorprendamos al encontrar un ejemplar de En llamas de los Juegos del Hambre en sus manos. Las ataduras del cuerpo en la literatura que nos encargamos de apretar con nuestras propias ideas de los demás. Así también nos sorprende un libro en las manos de  alguien, cuando leemos el título Máquina para follar de Charles Bukowski en la portada y asombrados de ver a una jovencita bordeando la mayoría de edad que parece recién salida colegio, miramos a nuestro alrededor por si alguien más aprueba nuestro. En esos dos gestos de lectura corporal se activan nuestros prejuicios lo físicos. Nos han enseñado a definir qué cuerpos son los que deben enfrentarse a qué libros. Y nos lo creemos todo. Las niñas leen novelas rosa y los hombres novelas negras. Como si fuera así de simple.

Binarismos

La lectura como cualquier otra práctica humana, está cargada con ideas de cultura y sociedad, siendo todo un clásico el binarismo masculino v/s femenino. Lo bueno y lo malo. Adentro y afuera. Frágil y Fuerte. Violento y Pacifico. Práctico y Detallista. En los resquicios más ocultos habitan estás ideas que por lo mismo son a veces un pecado de clasificación eterna. Nos han querido incrustar esas mismas ideas al leer. Como somos cuerpos-hombres nos debe gustar lo histórico, policial, la ciencia ficción y de terror, dejando afuera un sinnúmero evidente de literatura de calidad y vibrante, que por el solo hecho de no estar escrita para nosotros queda descartada e incluso a veces menospreciada. Pero los cuerpos-mujeres lo tienen más difícil ya que no solo leer es complejo sino también escribir y ser validadas como autoras sin ser siempre categorizadas como literatura femenina, feminista o para mujeres. Olvidando que la experiencia literaria y lingüística es de carnes y pensamientos, pero no exclusivamente de cierta carne. Si nos proponemos hacer una lista de los 10 autores que se nos vengan primero a la mente – sin siquiera considerar su lectura solo su nombre – sería una tarea fácil. Pero si esa lista es de autoras, ¿Cuántas puede enumerar? Y no es que las mujeres no escriban libros sino que son alejadas como si vivieran en otro planeta y sus logros fueran – como ironiza Virginia Woolf en su libro Un cuarto propio – como un perro que anda sobre sus patas traseras. No lo hace bien, pero ya sorprende que pueda hacerlo en absoluto.

Carne temporal

Vivimos desde el cuerpo y comprendemos sentados en nuestro pasado. Leemos con lo que portamos en nosotros al momento de enfrentarnos a un texto. Las experiencias las vivimos en el cuerpo y la mayoría – aunque no visibles – quedan grabadas en él. Carmen Berenguer refleja esto en su libro Naciste Pintada:

El agua estaba terriblemente helada, sin embargo me revivió, la sentí correr por mi cuerpo y me sentí mucho mejor sacándome ese olor a calabozo sucio, entre olor a mierda, a sangre y a vómito, un olor que se impregna y parece que nunca te lo vas a poder sacar. Luego, las mismas mujeres me agarraron para pintarme, yo no quería que me pintarán y me pintaron para borrarme las huellas del castigo.

En ese  testimonio de un Chile pasado, pero que ahora en el recuerdo de la que nació pintada se hace vivencia propia, almacenada entre los músculos y tendones. Esa vida que hemos resistimos, no pasa en vano y la llevamos a cuestas hasta este presente. A veces, nos miramos y nos es difícil reconocer ese cuerpo de hace 10 años. Existe el mito de El principito de Antoine de Saint-Exupery que nos cuenta diferentes cosas si somos niños, jóvenes o adultos. Ahí no hay secreto, ese cuerpo de adulto lleva depositado en la piel vivencias que el niño no tenía. Leemos desde el cuerpo, pero también desde nuestro pasado.

Víveres

Finalmente en este ejercicio de recordarnos cuerpos, nos queda una de las dimensiones con la que comenzamos esté texto, las metáforas de la lectura como alimento. Uno es lo que come. Podríamos decir además que uno es lo que lee. Devoramos el libro y la comida que pasan a ser el cuerpo que habitamos. Se me viene a la mente La carne de Rene de Virgilio Piñera, libro que narra la iniciación de un joven en los ritos canibalistas de su familia. Seguimos en la carne humana.

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Liar para leer: cinco leños entintados para abrigar el cuerpo

Julio 20, 2015
Sebastián Santander Lazo
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Recomendaciones Literarias

La señora en la micro me dijo – hace frío. Y como no siempre tengo ganas de responder cordialmente, y en esa dificultad de interpelación, no me queda otra cosa que una constatación, por lo que dije – Sí, hace frío. Y nos vamos así todos con ese mantra actual que claro, imposible no repetirlo, como si bastara con verbalizarlo para entrar en calor.
Por lo mismo, hemos querido ayudar a que los cuerpos a traves de la mente y se abriguen con esta invitación a leer cinco leños entintados – también llamados libros -, los que pueden llegar a prender tu mente. La selección es bastante diversa en cuanto a nacionalidades y estilos, hay libros que nunca debieran pasar de moda.

1) El mismo mar, Amos Oz (Israel)

Amos Oz es un escritor potente. Que muy posiblemente se merece una publicación solo para él, pero es bueno hincarle el diente para presentarlo en sociedad. Si ya lo conoce, podrá decir si lo odia y seguir de largo, o por el contrario si lo desea puede detenerse a rebatir todo lo que diré a continuación.

Seré políticamente incorrecto. Amos Oz es uno de mis autores favoritos. Y es solo por eso que lo recomiendo, a pesar de que si lo busca en el navegador aparecerán cientos de páginas de elogio. Me sucede que no puedo evitar fascinarme por un autor que salta de un tipo de escritura y propuesta, tan ligera y drásticamente como si fuera a comprar el pan. Al conocer la labor del escritor, esa impresión me queda. Una conversación y un relato mientras nos tomamos un café sobre la mesa. Pero de de esas narraciones que sabes que no volverás a escuchar y probablemente algo cambien tu vida. O no, solo nos den más ganas de leer – lo que también es una forma de cambiar nuestra vida-.

El mismo mar es un libro de desamor, de muchos desamores juntos y de distintos tipos. Cada historia que habita ese mar es alguien que extraña. No son corazones rotos, son realidades quebradizas por situaciones sociales, familiares y culturales, estar alejado de lo que amamos no siempre es decisión humana, sino de las circunstancias. Amos Oz arma una poesía prosada que permite consumir en un instante, pero también ir quemando de a poco para ir saboreando las palabras. Intimar con el libro, sentir como late en el bolso, la mochila, el escritorio o en las manos entre las sábanas, entrar en calor al mismo tiempo que le entramos a la letra. Si sueno a fanático imparcial, atrévase a leer el mismo mar y probarme que estoy equivocado.

2) Los almuerzos, Evelio Rosero (Colombia)

El jorobado de una iglesia, que se dedica en cuerpo y mente a dar de comer a los necesitados en Los Almuerzos, celebrados en una parroquia de Bogotá, es nuestro personaje principal. Suena a tarea simple la que tiene encomendada nuestro querido Tancredo, pero deberá sobrevivir a la tensión sexual de Sabina – hija del sacristán –, a los turbios tratos que va descubriendo del Padre y a las tres Lilias, un cúmulo de mujeres que parecen una. Evelio Rosero nos invita a presenciar el cambio que remece a esta parroquia, al más estilo cinematográfico, una noche de tormenta que viene a predecir los futuros de sus personajes, de la mano de una visita pícara.

Esté autor colombiano, premio Nacional de Literatura de Colombia, ha sabido revitalizar la narrativa de su país alejándose del eterno modelo a seguir – y ya sabrá usted cuál es ese Don Modelo -, incursionando tanto en temáticas como en formas de narrar que son de agradecer. Esto es uno de los nombres que no debiéramos olvidar de la literatura Latinoamericana por que podríamos apostar a que muy pronto se transformará en un inevitable, y luego se lo apropiará el canon. Pero antes de que esto último – y fatal – suceda, aproveche de leerlo.

3) La extinción de los coleópteros, Diego Vargas Gaete (Chile)

En ciertos libros todo parte del asunto familiar y sabemos de un modo u otro, que todo conflicto familiar es distinto. Poseemos ese conocimiento porque tenemos una familia, sea como sea. En Chile dicen que no más de 10 controlan el país, esto seguramente Diego Vargas lo sabe, pero ha querido rondar un núcleo familiar con los personajes que se cruzan con una de estas familias, se enamoran de ella o simplemente son odiados, hasta desaparecer. Y no es que sea una historia reciente de post-dictadura, sino un marco social de éste país que habitamos en cerca de un siglo de narración. No, esto no es Macondo. Sin falsear nombres todo el libro habita Temuco, ciudad conocida y real.

Un coro de personas enlazadas en torno a un colegio, a un par de crímenes y a insectos que van desapareciendo. Como si nosotros no fuéramos otros bichos más habitando esta tierra. En La Extinción de los coleópteros, el segundo libro Diego Vargas, autor chileno y ya uno de mis favoritos, encontramos trozos de cartas, miradas y secretos que nos llegan casi sin querer. Si ha tenido la oportunidad de devorar un libro en un par de días, como si nos fuéramos realmente de viaje, esté es uno de esos leños que debemos prender de nuestra mente esté invierno.

4) Virginia Woolf ataca de nuevo, Copi (Argentina)

El argentino Raúl Damonte Botana, más conocido como Copi escribió casi todas sus obras en francés donde se desarrolló como artista, fue parte del Grupo Pánico en los 60’ junto a Alejandro Jodorowsky. Dedicó gran parte de su tiempo a actuar, escribir teatro y dibujar historietas – nota al margen: hizo algunas portadas de Charlie Hebdo -, fue activista por varias causas y falleció el 87´. Virginia Woolf ataca de nuevo es un libro de cuentos y una entrada suave a este escritor. De seguro, nunca llegará a nuestras aulas y siempre será expulsado del canon del buen lector, por lo mismo podemos relajarnos y disfrutar de sus lectura sin que nadie nos diga cómo debemos hacerlo. Yo tampoco me daré esa absurda tarea, eso sí, ojos bien abiertos, mente sin prejuicios y prepárense para leer a uno de los autores más rupturistas del continente.


5) El porqué de las cosas, Quim Monzó (España)

Hay lectores de tiro largo que uno fácilmente es capaz de devorarse 500 páginas como si nada, hay otros de tiro corto que para evitar las angustias del final prefieren que el remate literario llegue en pocas páginas. Pero existe un punto entre ambos, que es el que lee cualquier cosa sin miedo a lo que se está afrontando, y menos al grosor del leño en cuestión.

Un cuentista impresionante es Quim Monzó que en su libro El porqué de las cosas arma con sus cuentos una novela, lo que no impide disfrutar de cada cuento como pieza única y acabada. Lo incierto de habitar esté mundo, la crudeza, realidad y de sopetón algo de magia, invitan a cuestionarse muchas cosas, pero sobre todo a disfrutar de excelente literatura catalana en tiempos de frío.

Liar para leer, enrollar el papelito, inhalar unos cuentos o libros completos, como quién no quiere la cosa. Sacarse hasta el hielo del alma.

Claro, que deberá hacer un esfuerzo, comenzar a leer y perderse un rato entre paracetamoles, libros y frazadas.

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